A veces
Simone de lo único que tiene ganas es de abrir la boca y de que alguien, desde
fuera, le saque la voz.
Alguna
vez ha intentado que le salga gritando, gritando mucho y muy fuerte desde el
diafragma, pero al final lo único que ha conseguido ha sido coger un fuerte dolor
de garganta.
Otras
veces lo ha intentado cantando. Simone no canta del todo bien, por eso le da
mucha vergüenza hacerlo. Cuando quiere sacar su voz, mira que no haya nadie
cerca y, cuando está bien segura de que nadie puede oírla, se pone a cantar mucho
y muy alto. Pero entonces tampoco pasa nada.
Simone se
imagina su voz como una bola luminosa en medio de la garganta. Lo que querría
es sacarse esa bola y guardarla para utilizarla cuando la necesitara. Que tiene
miedo de decirle a alguien lo que piensa, pues Simone abre su cajita y deja
salir su voz; que no se atreve a decirle a su amado lo que siente en el
estómago cuando sabe que va a verlo, pues otra vez abre su cajita y su voz sale
a hacer su cometido.
Como
ella no lo ha conseguido, le gustaría que alguien se la sacara como por arte de
magia y se la regalara dentro de una cajita roja con un lazo verde.
Simone
cree que, una vez sacada la bola luminosa, dejaría también de sentir ese nudo
que a veces le aprieta muy fuerte en la garganta.
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